Ciriaco Jiménez Brown, también conocido como Ciriaco Brown, es el personaje «real» que da nombre al espacio y cuya presencia se percibe en cada rincón del local. Este vividor, sin trabajo conocido, nació en los años 40, en el seno de una familia de alcurnia madrileña. De padre español y madre inglesa, Ciriaco entendió desde muy joven cuándo utilizar sus apellidos: Jiménez para impresionar a la sociedad castiza y Brown en las esferas más internacionales.
Ávido de nuevas aventuras y amante del lujo y el confort, siempre ha sabido encandilar a sus interlocutores para obtener de ellos lo que mejor atienda a su beneficio, que no es otro que trabajar poco y disfrutar mucho.
¿Cómo lo consigue? Es de esas personas cuyo carisma y presencia hacen que te sientas afortunado solo por estar incluido en sus planes. Su sonrisa pícara provoca ese escalofrío que se siente cuando no estás del todo seguro de la legalidad de lo que estás haciendo, pero al mismo tiempo sabes que no puedes perdértelo. Su mirada cálida y llena de energía te apremia a agarrar la vida por los cuernos y quemarla, con la certeza de que cuando te enfrentes al día del juicio final llegarás con un cuerpo maltrecho y bien usado.
Ciriaco Brown nunca ha tenido problemas de dinero, no solo por el respaldo familiar, sino porque no le gusta gastarlo demasiado; su cartera no sale a relucir si no es «estrictamente necesario». Tiene una habilidad pasmosa para lograr que la gente se ofrezca a pagar gustosamente las copas. Como él siempre dice, «los simpáticos no pagamos, eso es cosa de antipáticos».
Ciriaco Brown siempre fue amante de los viajes, conoce los 5 continentes, y como ya os podéis imaginar, un libro completo de memorias no daría para todas sus batallas. Siempre ha tenido la habilidad de estar en la época exacta en su lugar preciso. Antes incluso de la llegada del mundo «influencer», muchos ya se preguntaban si Ciriaco Brown perseguía tendencias o era la propia tendencia en sí.
Son tantas las cosas que ha hecho que se ha convertido en leyenda, y como todas las leyendas, a veces es difícil discernir qué es historia real y qué es fantasía. Muchos lo sitúan disfrutando de la «dolce vita», corriendo en los San Fermines con Hemingway, pasando la noche con Mata Hari o en el funeral de Marilyn Monroe, pues eran grandes amigos.
Pero, ¿cómo es realmente Ciriaco? Ciriaco Brown huele a Varon Dandy, o mejor dicho, el Varon Dandy huele a Ciriaco. Fuma Cohíbas, que le envía su amigo Raúl (Castro), y si no los tiene, fumará cualquier cosa, pero siempre dirá que son Cohíbas. Y, para encenderlos, siempre utiliza cerillas; los mecheros son una modernidad que «va a pasar de moda». En cuanto a la bebida, solo toma whisky, malta de 50 años, y si no lo hay, cualquier cosa que se pueda servir en un vaso on the rocks.
La música que más le gusta es aquella que no le impide hablar y propicia la atmósfera perfecta para susurrar al oído. Su presencia en cualquier evento es como un imán para las historias fascinantes y los personajes intrigantes. La gente se pregunta si él crea la tendencia o si simplemente sabe anticiparla con maestría. Su capacidad para estar en el momento y lugar precisos ha llevado a muchos a especular si Ciriaco es un viajero del tiempo o simplemente un hombre con un sentido innato para las oportunidades.
Ciriaco Brown, un personaje enigmático y legendario, cuya vida llena de excentricidades y experiencias fascinantes sigue siendo motivo de admiración y misterio. Su existencia parece un collage de momentos épicos, fusionando lo mundano con lo extraordinario de una manera que solo los auténticos bohemios pueden comprender. La leyenda de Ciriaco continúa creciendo, trascendiendo el tiempo y dejando una huella imborrable en la memoria colectiva de aquellos que han tenido el privilegio de cruzar su camino.
Pero si hay una frase que lo define por encima de todo y que se ha convertido en el lema de esta casa es:
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